miércoles, 19 de septiembre de 2018

Tapices en la Catedral







TAPICES

            La  Catedral de Badajoz goza de una magnífica colección  de tapices flamencos del siglo XVI. Estuvieron expuestos en la Sacristía. De ahí que D. Adelardo Covarsí hace un extenso estudio de estos tapices y dice:
 “En la característica humildad y pobreza de nuestra Catedral es un contraste la impresión que ofrece a ciertas horas del día la amplia y clara estancia de su Sacristía. Recubiertos sus muros con los magníficos paños que los ocultan, no parece al encontrarnos allí, hallarnos en un local cerrado sino en un amplio paraje de ensueño y poesía. Tal es la riqueza decorativa de reminiscencias orientales que se manifiesta en las combinaciones del elemento zoológico y del elemento vegetal... una barahúnda de extraordinaria fantasía, valorizada por la representación que alcanza la figura humana en estas telas historiadas en las que el color, rebajado delicadamente por el transcurso de los siglos, viene a completar toda esta superior visión de arte”.

Las grecas muestran unas figuras simbólicas que, acompañadas de innumerables adornos, son de gran hermosura. Y de excelente primor son las escenas que representan cada uno de los tapices. Un surtido de animales de la Persia y de la India, de pavos reales, faisanes, águilas, tigres, leones, leopardos, de árboles y plantas de caprichosas hojas, manzanas de oro, rosas y flores, de puentes, castillos, montañas, preciosos templetes y refinados palacios, de figuras humanas elegantes y significativas. Todo tan perfectamente armonizado que el efecto artístico se consigue plenamente.     Según José Ramón Mélida, en su catálogo de 1926, los asuntos representados son de las fábulas de Cupido, Dafne, Diana, y deidades campestres y acuáticas, siendo de notar que tales asuntos figuran como accesorios en las composiciones decorativas de los paños.
El Obispo D. Santiago García Aracíl, que fue nombrado Arzobispo de Mérida-Badajoz en julio del 2004, ordenó que se trasladaran a lugares del Templo.
Posteriormente han sido restaurados ante los deterioros que se advertían.
Cristino Portalo Tena


                        RESTAURACIÓN  DE LOS 7 TAPICES

BADAJOZ
            El primer tapiz restaurado de la Catedral de Badajoz se instala mañana en la Sacristía, tras nueve meses de rehabilitación en una obra que cuenta con cinco siglos de historia.

ESTEFANÍA ZARALLO - BADAJOZ

            Se lavaron, se quitaron algunos zurcidos y se cosió nuevamente con hilos en tonos ocres.
            Las obras que componen la fidelidad de Penélope lucirán en la nave central
            Finales del siglo XVI. En la localidad de Enghien, en el taller del artista Philippe van de Cammem terminan un nuevo tapiz. En él hay representada una escena común de caza con unas medidas de más de cuatro por tres metros. Desde esta localidad belga hasta Badajoz hay casi 3.000 kilómetros, los mismos que tuvo que recorrer esta obra hasta que recaló en la Catedral en 1743. Junto a este tapiz llegó una serie completa formada por siete piezas, todas ellas compradas a un particular en Madrid.
            La colección, por su parte, representa la historia de Penélope, símbolo de la fidelidad conyugal ya que esperó a Ulises durante veinte años. En ese tiempo les dijo a sus múltiples pretendientes que les aceptaría cuando concluyese una labor que cosía por el día y descosía por las noches.
            Prácticamente así, cosiendo todo el día han estado Luz Engracia García y sus compañeras de la empresa LEY Conservación y Restauración, la encargada de rehabilitar estos ocho tapices con los que cuenta la Catedral Metropolitana de la ciudad. Si no hay ningún imprevisto, mañana se colocará el primero de ellos en la Sacristía del templo cuyo proceso de recuperación ha durado nueve meses, desde enero de este año.
            Y es que, el proceso de restauración ha sido complejo y laborioso. Centímetro a centímetro se ha revisado el lienzo, se han cosido las partes dañadas y se ha retirado toda la suciedad acumulada durante un siglo, el tiempo que llevaba instalado en un bastidor en el templo.
Con 'agua y jabón'
            Primero tuvieron que aspirarlo y lavarlo con agua y jabón -aunque no comunes, sino tratados especialmente- para retirarle el polvo. Aunque previamente, la pieza se sometió a análisis físicos y químicos, ya que no hay que olvidar que se trata de una obra de arte de la que se desconocía su reacción a estos elementos.
            «Estaban instalados en bastidores, algo que no es frecuente en los tapices por lo que muchos sufren malformaciones. Así que lo primero que hicimos fue desmontarlos y colocarlos en los sitios donde van a ir. La serie se colocó en la nave central y la escena de caza, por el que empezamos, irá nuevamente a la Sacristía. Ahí las fibras que lo componen se están estirando y están recuperando un poco su forma», apunta Luz Engracia García, quien reconoce que es una serie muy valiosa que está bastante bien conservada.             Lógicamente el paso del tiempo, el efecto de la luz -que ha provocado la pérdida de color- o la propia suciedad han dañado la obra, al igual que algunas intervenciones que se han llevado a cabo, provocando tensiones. «Hemos encontrado parques y remiendos con diferentes hilos, lo que indica que han hecho pequeñas reparaciones, aunque no se sabe cuando ni cómo», comenta la restauradora.
            Una vez lavado, se procedió a repasarlo minuciosamente. Se retiraron algunas intervenciones que salieron a la luz. La mayoría de ellas consistían en zurcidos, en costuras hechas con hilos incluso de otro color que confeccionaban jirones del lienzo. Éstas destacaban mucho en la pieza por sus colores: blanco, azul chillón o amarillo huevo en un tapiz de tonos ocres. Esto se retiró y se ha cosido con tonos que se integran en la obra.
            Los retejidos, por su parte, no se han tocado. «Estos se integran perfectamente y forman parte de la historia, además si los quitásemos nos quedaríamos sin tapiz», subraya Luz Engracia, que además de restauradora es licenciada en Historia del Arte y Bellas Artes.
            Lo que no se ha podido recuperar ha sido el borde inferior, compuesto por una cenefa y varios elementos. Éstos fueron recortados en algún momento que se desconoce o quizás les atacó algún roedor. Para ello, se reintegrará de manera ilusionista para que quien la contemple pueda imaginarse como era. Un trozo del propio forro se doblará de manera que semeje esa franja.
            Preguntada por el tiempo que tardarán en rehabilitar las siete piezas, Luz Engracia reconoce que las restauraciones «se sabe cuando comienzan pero no cuando concluyen». Lo que sí se sabe es que, dentro de un tiempo la historia de Penélope, narrada a través de estos tapices, podrá ser admirada por todos aquellos que visiten la Catedral.

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