TAPICES
La Catedral de Badajoz goza de una magnífica
colección de tapices flamencos del siglo
XVI. Estuvieron expuestos en la Sacristía. De ahí que D. Adelardo Covarsí hace
un extenso estudio de estos tapices y dice:
“En la
característica humildad y pobreza de nuestra Catedral es un contraste la
impresión que ofrece a ciertas horas del día la amplia y clara estancia de su
Sacristía. Recubiertos sus muros con los magníficos paños que los ocultan, no
parece al encontrarnos allí, hallarnos en un local cerrado sino en un amplio
paraje de ensueño y poesía. Tal es la riqueza decorativa de reminiscencias
orientales que se manifiesta en las combinaciones del elemento zoológico y del
elemento vegetal... una barahúnda de extraordinaria fantasía, valorizada por la
representación que alcanza la figura humana en estas telas historiadas en las
que el color, rebajado delicadamente por el transcurso de los siglos, viene a
completar toda esta superior visión de arte”.
Las
grecas muestran unas figuras simbólicas que,
acompañadas de innumerables adornos, son de gran hermosura. Y de excelente
primor son las escenas que representan cada uno de los tapices. Un
surtido de animales de la Persia y de la India, de pavos reales, faisanes, águilas,
tigres, leones, leopardos, de árboles y plantas de caprichosas hojas, manzanas
de oro, rosas y flores, de puentes, castillos, montañas, preciosos templetes y
refinados palacios, de figuras humanas elegantes y significativas. Todo tan
perfectamente armonizado que el efecto artístico se consigue plenamente. Según José
Ramón Mélida, en su catálogo
de 1926, los asuntos representados son de las fábulas de Cupido, Dafne, Diana,
y deidades campestres y acuáticas, siendo de notar que tales asuntos figuran
como accesorios en las composiciones decorativas de los paños.
El
Obispo D. Santiago García Aracíl, que fue nombrado Arzobispo de Mérida-Badajoz
en julio del 2004, ordenó que se trasladaran a lugares del Templo.
Posteriormente
han sido restaurados ante los deterioros que se advertían.
Cristino Portalo Tena
RESTAURACIÓN DE LOS 7 TAPICES
BADAJOZ
El
primer tapiz restaurado de la Catedral de Badajoz se instala mañana en la
Sacristía, tras nueve meses de rehabilitación en una obra que cuenta con cinco
siglos de historia.
ESTEFANÍA ZARALLO - BADAJOZ
Se
lavaron, se quitaron algunos zurcidos y se cosió nuevamente con hilos en tonos
ocres.
Las
obras que componen la fidelidad de Penélope lucirán en la nave central
Finales
del siglo XVI. En la localidad de Enghien, en el taller del artista Philippe
van de Cammem terminan un nuevo tapiz. En él hay representada una escena común
de caza con unas medidas de más de cuatro por tres metros. Desde esta localidad
belga hasta Badajoz hay casi 3.000 kilómetros, los mismos que tuvo que recorrer
esta obra hasta que recaló en la Catedral en 1743. Junto a este tapiz llegó una
serie completa formada por siete piezas, todas ellas compradas a un particular
en Madrid.
La
colección, por su parte, representa la historia de Penélope, símbolo de la
fidelidad conyugal ya que esperó a Ulises durante veinte años. En ese tiempo
les dijo a sus múltiples pretendientes que les aceptaría cuando concluyese una
labor que cosía por el día y descosía por las noches.
Prácticamente
así, cosiendo todo el día han estado Luz Engracia García y sus compañeras de la
empresa LEY Conservación y Restauración, la encargada de rehabilitar estos ocho
tapices con los que cuenta la Catedral Metropolitana de la ciudad. Si no hay
ningún imprevisto, mañana se colocará el primero de ellos en la Sacristía del
templo cuyo proceso de recuperación ha durado nueve meses, desde enero de este
año.
Y
es que, el proceso de restauración ha sido complejo y laborioso. Centímetro a
centímetro se ha revisado el lienzo, se han cosido las partes dañadas y se ha
retirado toda la suciedad acumulada durante un siglo, el tiempo que llevaba
instalado en un bastidor en el templo.
Con 'agua y jabón'
Primero
tuvieron que aspirarlo y lavarlo con agua y jabón -aunque no comunes, sino
tratados especialmente- para retirarle el polvo. Aunque previamente, la pieza
se sometió a análisis físicos y químicos, ya que no hay que olvidar que se
trata de una obra de arte de la que se desconocía su reacción a estos
elementos.
«Estaban
instalados en bastidores, algo que no es frecuente en los tapices por lo que
muchos sufren malformaciones. Así que lo primero que hicimos fue desmontarlos y
colocarlos en los sitios donde van a ir. La serie se colocó en la nave central
y la escena de caza, por el que empezamos, irá nuevamente a la Sacristía. Ahí
las fibras que lo componen se están estirando y están recuperando un poco su
forma», apunta Luz Engracia García, quien reconoce que es una serie muy valiosa
que está bastante bien conservada. Lógicamente
el paso del tiempo, el efecto de la luz -que ha provocado la pérdida de color-
o la propia suciedad han dañado la obra, al igual que algunas intervenciones
que se han llevado a cabo, provocando tensiones. «Hemos encontrado parques y
remiendos con diferentes hilos, lo que indica que han hecho pequeñas
reparaciones, aunque no se sabe cuando ni cómo», comenta la restauradora.
Una
vez lavado, se procedió a repasarlo minuciosamente. Se retiraron algunas
intervenciones que salieron a la luz. La mayoría de ellas consistían en
zurcidos, en costuras hechas con hilos incluso de otro color que confeccionaban
jirones del lienzo. Éstas destacaban mucho en la pieza por sus colores: blanco,
azul chillón o amarillo huevo en un tapiz de tonos ocres. Esto se retiró y se
ha cosido con tonos que se integran en la obra.
Los
retejidos, por su parte, no se han tocado. «Estos se integran perfectamente y
forman parte de la historia, además si los quitásemos nos quedaríamos sin tapiz»,
subraya Luz Engracia, que además de restauradora es licenciada en Historia del
Arte y Bellas Artes.
Lo
que no se ha podido recuperar ha sido el borde inferior, compuesto por una
cenefa y varios elementos. Éstos fueron recortados en algún momento que se
desconoce o quizás les atacó algún roedor. Para ello, se reintegrará de manera
ilusionista para que quien la contemple pueda imaginarse como era. Un trozo del
propio forro se doblará de manera que semeje esa franja.
Preguntada
por el tiempo que tardarán en rehabilitar las siete piezas, Luz Engracia
reconoce que las restauraciones «se sabe cuando comienzan pero no cuando
concluyen». Lo que sí se sabe es que, dentro de un tiempo la historia de
Penélope, narrada a través de estos tapices, podrá ser admirada por todos aquellos
que visiten la Catedral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario