viernes, 7 de septiembre de 2018

Bodas internacionales en Badajoz




BODAS INTERNACIONALES EN BADAJOZ.

                En el año 1729 se iban a celebrar unas Bodas en Badajoz. Tan importantes y tan curiosas que los ciegos lo pregonaban de  pueblo en pueblo, con sus romances acostumbrados. Querían dar a conocer, con el máximo de detalles, aquellos datos que se habían recibido de las Autoridades de la Ciudad:
            Que se iba a celebrar sobre el rio Guadiana, al paso por Badajoz… Que sería internacional… la de dos bodas… de hijos de reyes… de distintos países.
Los oyentes quedaban asombrados. Los que llegaban tarde a la misiva, clamaban que aquel mensaje lo repitieran, con voz clara y fuerte, pues todos lo querían saber.
            Y llegó el día.
            Era el 15 de enero de 1729. D. Fernando VI, todavía aún príncipe heredero y príncipe de Asturias, hijo del Rey Español D. Felipe V, contrajo matrimonio con Dª María Bárbara de Braganza, hija de D. Juan V de Portugal.
            Al mismo tiempo, se celebraba el matrimonio de la hermana del Príncipe español, Dª María Ana Victoria, con José, príncipe del Brasil, hijo de Juan V, rey de Portugal.
            Las capitulaciones matrimoniales se firmaron en un puente, sobre el que se construyó una casa  de madera para la ocasión, bien fabricada y adornada, a modo de palacete, en el rio Caya, que estaba en la Frontera natural hispanoportuguesa.
            La preparación de la celebración de los matrimonios fue con minuciosos detalles de los elementos técnicos empleados, del personal escogido, de los encargados del ceremonial palatino  y, sobre todo, de los esfuerzos de la ciudad de Badajoz por proporcionar un marco festivo no solo suficiente, sino brillante, al acontecimiento regio.
            Sus Majestades, los Reyes de España, con toda su Corte, estuvieron en Badajoz desde  días antes de las bodas, hasta el 27 de enero de 1729.
            Durante estos días hubo arcos de flores, colgaduras, repiques de campanas, luminarias y otras fiestas en la Ciudad, como bailes y corridas de toros.
            En la Catedral de Badajoz.
            El día 19, a las dos de la tarde, habían ido a la casa de Caya en donde se hicieron las entregas y desposorios. A continuación, fueron a la Catedral de san Juan que se puso bien engalanada, a cantar un “Te-Deum” en acción de gracias.  En la Capilla Mayor se colocó un sitial para sus Majestades y Altezas. Era de tela blanca y flores de oro. Sobre él, seis sillas  de terciopelo carmesí con galón y fleco de oro. Cuatro más grandes en donde estaban situados sus Majestades y Príncipes. Y dos más pequeños para los Infantes D. Carlos y D. Felipe.
            Después de  orar ante el Altar, de rodillas sobre almohadas, su eminencia el Patriarca             Cardenal Borja entonó el “Te-Deum”, que prosiguieron cantando los músicos de la Capilla Real, los cuales ocuparon las tres tribunas del Coro, pues eran más de cuarenta entre instrumentos y voces.
            En el acto se hallaban el Sr. Obispo y Cabildo Catedral, Autoridades de la Ciudad, Grandes venidos de España y el pueblo de Badajoz, que abarrotó el Templo.

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