miércoles, 25 de abril de 2018

Sillería del Coro: Obra Genial.








SILLERÍA DE CORO

OBRA GENIAL



A partir del siglo XII se hacen, en las catedrales españolas, unas sillerías de coro, que son verdaderas obras de arte, con detalles ornamentales espléndidos. Se colocan en el centro del Templo, como corazón de donde salen las plegarias.

También en la Catedral de Badajoz se fabricó. Fue en los años 1554 al 1559. Es obra genial del renacimiento en el estilo plateresco. Tal es la extraordinaria valía de las tablas que presenta, que cualquiera que las contempla, queda impresionado ante estos trabajos que artistas eminentes elaboraron. Así les ocurre a cuantos visitan Badajoz.


Hablando de estas sillerías, el Académico Excmo. Sr. D. Pedro Navascués Palacio, en acto público de su Recepción en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dijo: “La bella e impresionante subestimada Catedral de Badajoz.”

Merece la pena conocerla. Sobretodo los ciudadanos pacenses, que se verán complacidos de los buenos tesoros que tenemos.

Observando esta Sillería de Coro, con insistente paciencia y alargado tiempo, encontraremos figuras y elementos decorativos que asombran por su cantidad. Se localizan:

465 figuras de hombres.

241 figuras de mujeres.

419 figuras de niños.

349 figuras de ángeles.

256 figuras de animales, de los que 71 son aves.

11.709 elementos decorativos.

Las figuras humanas se presentan de cuerpo entero, algunas. Otras, de medio cuerpo o tres cuarto, en su busto o en una sección importante que delata su característica, como puede ser el rostro.

Lo mismo ocurre con los animales. Los ángeles se muestran en forma de niños alados y otros son querubines con dos o cuatro alas.

Las composiciones se adornan con motivos grutescos que, como dice Ana Ávila en su libro Imágenes y símbolos, “combina lo imposible con lo certero, lo real con lo imaginario, lo vivo con lo inanimado, la apariencia con la irrealidad, lo vegetal con lo animal, lo bestial con lo humano”. Y así pueden apreciarse las máscaras, mascarones, calaveras, arpías, cariátides, atlantes, bucráneos, putti, cornucopias, monstruos, jarrones, medallones... entre fustes, pilastras, frisos, enjutas, tímpanos y pedestales.

Y todo está acompañado de un numeroso repertorio de elementos decorativos que se repiten alegremente, pero siempre en distinta forma, para dar belleza a la composición, llegando a observarse la cantidad que antes se dice. Los más comunes son: Cartelas, colgaduras, arcadas, argollas, ataduras, balaustres, escudos, templetes, flameros, fruteros, colgantes, lazadas, cenefas, discos, libros, palmas, hojas, roleos, frutos, alas de ave, alas de libélula, alas de murciélago, alabardas, alfanjes, alimentos, aljabas, anillos, antorchas, árboles, arcos, aspas, aureolas, azucenas, báculos, balanzas, bancos, bandejas, basamentos, bolas, bonetes, botones, broches, calabazas, cálceos, cálices, calzados, capas, capuchas, capuchones, carátulas, cascos guerreros, cayados, cenefas, chalecos, cintas, cintos, círculos, clavos, cogullas, collares, collarines, columnas, columnitas, copas, corazones, cordones, coronas, correas, cortinajes, cruces, cuchillos, cuerdas, cuernos, cúpulas, dalmáticas, destellos, disciplinas, doseles, doseletes, emblemas, escapularios, esclavinas, esferas, espadas, estrellas, fajas, fiadores, flagelos, flautas, flechas, flecos, flores, florones, garras, gorros, grapas, grecas, guantes, guirnaldas, hábitos, hachas, hebillas, jarras, lanzas, llamas, llaves, manípulos, mantos, martillos, mazos, mitras, muletas, nimbos, nubes, nudos, orlas, palios, palos, panes, paños, parrillas, peanas, peces, pendones, peñas, pergaminos, pértigas, pétalos, piedras, pináculos, platos, plumas, puntillas, puñales, rabos, racimos de frutos, raíces, rastrillos, remates, repisas, ribeteados, rizos, rollos, ruedas, sandalias, sierras, simientes de frutos, sobrepellices, sombreros, sotanas, tablas de la ley, taburetes, telas, templos, tenazas, tiaras, tiras, togas, torres, trajes, trajes romanos, trenzados, túnicas, turbantes, varas, vasijas, vasos, velos, veneras, volutas...

Esta impresionante cantidad de adornos se van modelando en el lugar apropiado de los recuadros o paneles, formando unas representaciones vistosas y significativas.



GRANDES FIGURAS



            En las sillas altas, hay grandes figuras de santos, bien talladas,  que corresponden a  la Iglesia Universal.  Hay 51.

            Para conocer cada una de las figuras, aconsejo que se dirijan a la del centro, llamado el lugar de la Mitra, en cuyo asiento está representado Cristo y enumeramos con el 1. A su derecha está la nº 2, etc. y así continua.  Después sigue la enumeración a la izquierda de la Mitra.

            Los personajes aparecen de cuerpo entero y de pie, en posición frontal. Algunos ligeramente ladeados, tallados en medio relieve, situados bajo arcos de medio punto y en un recuadro rectangular de madera ensamblado en dos paños. Sus medidas son de 1´22 metros  de alto  por 0´52 metros de ancho. Salvo el de la Mitra y los dos ángulos de la Sillería, que tienen medidas especiales.

            Bajo cada una de estas figuras  tiene una cartela en la que se podía poner su nombre. Pero no hizo falta, pues cada una está caracterizada por los instrumentos, vestimentas y adornos que le caracteriza.



ERROR

            Sin embargo hemos encontrado dos de los personajes que no corresponden a los nombres que anteriores historiadores le ponen. Se trata de la figura que tiene el número  24 de la derecha de la Mitra y la que tiene el  número 48, a la izquierda de la Mitra.

             De la figura nº 24 escriben que se trata de san Vicente. Y de la figura nº 48  dicen que se trata de san Víctor, un soldado. Puede verse en el escritor DEL SOLAR Y TABOADA, Páginas de Badajoz, 1949. Y anteriores investigadores.

            Creemos que no se trata de esos dos santos, sino de san Cosme y de san Damián. Dos hermanos  gemelos, médicos, uno frente al otro, cuyas biografías denotan sus rasgos distintivos que le caracterizan, como puede comprobarse en los adornos que tienen tallados.

            No obstante, quisimos estar seguros. Marchamos a Madrid, a la Universidad Complutense, en donde había una profesora muy ducha en arte, llamada  Dª Julia Campuzano, que había hecho un trabajo sobre la Sillería de Jerez de la Frontera del convento de los Cartujos. Precisamente allí había trabajado con Cristóbal Voisín, el artista Jerónimo de Valencia, principal tallador de la Sillería de Badajoz.

Nos aseguró que nuestra narración era correcta. Le invitamos a Badajoz. Vino. Estuvo observando detenidamente nuestro Coro, que le gustó sobremanera. Y nos aseguró que llevábamos razón. Es más, nos expone  que se encuentran también sus representaciones en el Altar Mayor de la Iglesia del convento dominico de san Marcos, de Florencia, pintura de Fray Angélico (siglo XV); la escultura de san Cosme, del escultor Montorsoli, en la Capilla Medicea, de Florencia (siglo XVI); una tabla del Museo Farmacéutico de Ámsterdam, de la escuela de A. Isenbrandt (s. XVI); etc. Afirmando que estas representaciones constituyen para los creyentes una fuerte base a su fe y un consuelo para sus dolencias físicas, reforzando sus esperanzas de curación por la intercesión de ellos”. En estas representaciones se les ve con los símbolos que en esta Sillería se observan.






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