domingo, 24 de febrero de 2019

El Milagro del arroz en Olivenza





El Milagro del Arroz en Olivenza






Las señoritas del Instituto Secular Hogar de Nazaret profesaban gran devoción al beato Juan Macías. Deseaban ardientemente fuera proclamado santo.

También lo deseaba el obispo D. Doroteo Fernández por varios motivos: Uno, porque este Instituto Secular Hogar de Nazaret trabajaba muy bien en la Diócesis, especialmente en atención a los sacerdotes.

Otro,  porque el fundador de este Instituto Secular era uno de sus sacerdotes, a quien admiraba por su ejemplaridad evangélica. Otro motivo influía: que la Superiora del Instituto era de virtudes cristianas, comprobaba su buen hacer y se comunicaba con ella frecuentemente.

Y otro más importante: que el beato Juan Macías era extremeño y considerado como santo por todos los que conocían la trayectoria de su vida.

El Instituto Secular Hogar de Nazaret.
El Hogar de Nazaret es un Instituto Secular fundado por el sacerdote D. Luis Zambrano Blanco, natural de Fuente del Maestre, para atender a los sagrarios abandonados y enseñar el Evangelio en las catequesis, porque en aquellos años el abandono era mucho. Al beato Juan Macías le han tenido y le tienen devoción especial. A él le rezaban y a él se encomendaban en cualquier necesidad que tenían. Y lo siguen haciendo.

En Olivenza (Badajoz) este Hogar, durante sus comienzos fue casa de formación y hubo un colegio donde se acogía a los niños pobres y se les daba de comer. Eran tiempos de posguerra, tiempos de necesidades. Se escaseaba la comida. Los pobres lo pasaban mal. En esta casa que tienen en Olivenza ocurrió el milagro de la multiplicación de arroz.

Hoy en día, este Instituto tiene casa en la Diócesis de Badajoz y en otras diócesis. Cubren muchos campos de evangelización, como son: casas de acogida, centros tutelados, guarderías, residencias universitarias, centros de deficientes, talleres ocupacionales, pisos tutelados, residencias de ancianos, colegios,...
Atienden a todas las necesidades que en el ámbito parroquial surjan:
– ayudan a los sacerdotes.
–Trabajan en la evangelización.
–Preparan todo lo relacionado con el culto.
–Ejercen servicios en el Seminario Diocesano y en la Catedral de Badajoz.
El obispo D. Doroteo se congratulaba con esta labor.

Quien es Juan Macías.
Juan Macías nació en Ribera del Fresno, un pueblo de la provincia de Badajoz  (España) el 2 de marzo de 1585. Era muy niño cuando sus padres murieron, quedando él bajo el cuidado de un tío suyo que lo hizo trabajar como pastor. Después conoció a un comerciante con el cual comenzó a trabajar. En 1616 el mercader viajó a América y Juan marchó con él.

Se preparó para entrar en la Orden de Predicadores y así es como descubrió su vocación a la vida religiosa. Fue hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena, en Lima, donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó los hábitos.

Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la penitencia y la caridad. Debido a las austeridades a las que se sometía, sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación. Ocupó el cargo de portero en el convento y éste fue el lugar de su santificación. El portón del Monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda la ciudad de Lima, que acudían buscando consuelo. El propio Virrey y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos. Murió el 16 de septiembre de 1645.

Beato.

Los portentos que en vida había obrado el siervo de Dios, la pública voz  por la fama de sus virtudes, la devoción general, enfervorizada aún más después de su muerte ante el creciente número de prodigios que seguía consumando en cuantos acudían a solicitar su intercesión, fue motivo para que el Papa Gregorio XVI proclamara su beatificación el 16 de septiembre de 1840.

El milagro para su beatificación.
Uno de los milagros que más influyó para su beatificación fue que:
En 1678, en el Convento de Santo Domingo, un novicio, llamado Francisco Ramírez, de 20 años de edad, con el objeto de limpiar su celda, levantó un pesado baúl, sin recordar que padecía de una hernia inguinal.

 El esfuerzo provocó el estrangulamiento de la misma, por lo que se requería la intervención correspondiente, entonces desconocida. Los facultativos, tras examinar al paciente, diagnosticaron un fatal desenlace por lo que le administraron los santos oleos.

El Prior del Convento, R. P. Nicolás Ramírez, puso en manos del enfermo un pequeño cuadro de Fray Juan Macías, fallecido hacía 33 años, indicándole que rezara pidiendo que intercediese por él. Los frailes dejaron al enfermo rezando y cayendo en profundo sueño. Al retornar, tuvieron la sorpresa de encontrar al novicio incorporado y libre de dolencia.
 
Santo.
El milagro del arroz.
El milagro de la multiplicación del arroz, ocurrido en Olivenza (Badajoz) el 23 de Enero de 1949, fue decisivo para su canonización. Sucedió así:

Leandra Rebollo Vázquez se encargaba de dar comida a los pobres que acudían a la casa de la Institución Secular Hogar de Nazaret. Descubrió que todas las reservas para la comida de los pobres consistía en solamente 750 gramos de arroz, puesto que no habían llegado, a su debido tiempo, los alimentos necesarios para atender a los niños y pobres de cuya Institución dependían.

La buena de Leandra (que era del Instituto Secular Hogar de Nazaret) presa de angustia y vergüenza por la situación, vertió los tres cuartos de kilo de arroz en una olla con capacidad para 12 litros.

Invocó al beato Juan  Macías pidiendo su intercesión. Al cabo de cierto tiempo, pudo observar con estupor que, de la olla donde se depositó el escaso arroz, éste estaba rebosando y seguía subiendo espectacularmente el nivel. Al darle la vuelta con la espumadera, era tanta la masa que apenas podía revolverla. El arroz subía casi todo cocido, y subía hasta los bordes. Una de las encargadas del servicio, al intuir la naturaleza de lo ocurrido, salió a la calle gritando: ¡Milagro! ¡Milagro! mientras la gente se arremolinaba para ver qué sucedía.

Sorprendida y asustada Leandra, se apresuró a comunicar su descubrimiento al sacerdote D. Luís Zambrano, quien a partir de aquel momento permaneció constantemente ante la olla observando el extraordinario efecto, acompañado de otras muchas personas atraídas por el singular fenómeno.

El sacerdote ordenó vaciar la olla parcialmente y lleno de estupefacción comprobó, de nuevo, cómo el proceso de multiplicación del arroz continuaba, hasta el extremo de llegar a llenar muchas más veces al tiempo que se apresuraba a servir a los niños y a los pobres, cientos de raciones. Más de 300 personas comieron ese día con el arroz milagroso.

La multiplicación del arroz y su reparto comenzó a la una y se prolongó hasta las cinco de la tarde, y fueron numerosísimos los asistentes al prodigio que abarrotaron, con su presencia, la cocina y todas las dependencias de la casa parroquial. Ante lo insostenible de la situación, el sacerdote ordenó retirar la olla del fogón con lo que cesó inmediatamente el prodigio.

Después, lógicamente, se hicieron las investigaciones populares y científicas, así como las comprobaciones técnicas,  y se concluyó que no solamente se había multiplicado el arroz, sino que era de una excelente calidad, mejor que la que tenía el primitivo.

La Curia del Obispado de Badajoz, encabezada por el Vicario General, D. Aquilino Camacho, movió todos los hilos necesarios para preparar la canonización del beato Juan Macías. El postulador de la causa de canonización fue nombrado el Padre Piccari.
Se pidió al santo Padre la canonización y fue concedida.

La Canonización.
La ceremonia de la Canonización de Juan Macías se celebró el 28 de Septiembre de 1975.
Acudieron a Roma el Obispo D. Doroteo Fernández y Fernández junto con una representación de su Curia Diocesana, sacerdotes de la Diócesis, señoritas del Instituto Hogar de Nazaret, representantes y fieles de Ribera del Fresno y varios miles de personas de la provincia.

También asistieron el Cardenal Tarancón, los obispos de Menorca, Huelva, el Arzobispo de Valencia y su Obispo Auxiliar. Hubo veinte cardenales de la Iglesia, los  monseñores Benelli y Casaroli, más de cincuenta obispos del mundo, Cuerpo Diplomático del Perú y muchos miles de españoles y de hispanoamericanos. Se contabilizaban en la Plaza de San Pedro unas 100.000 personas escuchado las palabras del Papa.

Todos presenciaron en la plaza de san Pedro, en Roma, la brillante ceremonia de la Canonización.

Homilía del Papa

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