viernes, 5 de abril de 2019

Reyes en Badajoz


Reyes en Badajoz





FELIPE II EN BADAJOZ

Badajoz era un paso ordinario, entre Madrid y Lisboa, de los Monarcas españoles. Al morir el Cardenal D. Enrique, Rey de Portugal, en 1580, Felipe II le sucede en el trono. 

Marcha a Lisboa para tomar posesión.










FELIPE III

Llega a Badajoz el 7 de mayo de 1619. La noche anterior se anuncia la visita con luminarias en la torre y en las almenas de la Catedral. La Iglesia estaba ricamente adornada, con variedad de colgaduras y pinturas. 


La puerta principal se engalana  con “mucha  decencia y aliño". El Cabildo cumplió con la audiencia en la Sacristía, que lucía ricos adornos y debajo de un dosel las sillas del Rey y Príncipe y dos almohadas para la Princesa e Infanta.













El 21 de mayo llega a Badajoz, en donde se quedó varios días. Fue recibido en la Plaza de San Francisco (que los naturales llaman campo). Hubo en su honor grandes festejos, juegos en la plaza de san Juan, arcos con flores, uno de ellos, el más grande, bellamente adornado, estaba en la puerta de la Catedral.


El Rey con toda su Corte  entró  en el Templo Catedralicio  de San Juan. Dentro de la Iglesia se cumplieron todos los requisitos del solemne ceremonial, que en estos casos se acostumbraba.   



domingo, 24 de febrero de 2019

El perdón de Dios






    
 El perdón de Dios

Dios nos habla y se revela así mismo a lo largo de la historia de la Salvación. En su actuar manifiesta cómo es y lo que quiere para nosotros, se compadece de los hombres hasta con ternura materna.

Isaías. Profeta que vivió en el siglo octavo antes de Cristo, por los años 750 antes de Cristo.
Dice en el capítulo 49, versículos 15 y 16:

  Isaías, que representaba a Sión,  su pueblo,  dijo: Jehová, mi Dios, me ha desamparado, y mi Señor se ha olvidado de mí.
 Y Dios le contesta: ¿Acaso se olvidará la mujer de su niño de pecho y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Pues, aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.

  He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; delante de mí están siempre tus muros.
Fijémonos con que amor lo dice Dios, cómo se entrega a los hombres, que son sus hijos. Hasta con amor materno. Es que Dios manifiesta siempre ternura y amabilidad.